FRENTES

Desde Seamos Libres, Movimiento Popular: "no son solo Kiki y Ezequiel"



Cuando nos referimos a Jonathan y Ezequiel, intentamos mostrar que las cifras tienen un nombre, un apellido, una historia, una familia. Los números dicen: "En Argentina actualmente existe un caso de gatillo fácil cada 28 horas"; son unos 312 chicos asesinados por las fuerzas de seguridad, cada año. Si bien esta cifra es bastante conocida entre aquellos espacios relacionados con la militancia, y por algún sector progresista, muy pocas veces, se va más allá de la estéril estadística.

El caso de estos pibes, es quizás diferente, por el hecho de contener casi la totalidad de las características de un caso de gatillo fácil: Por empezar, el constante acoso de la policía. En Lugano, como en todos los barrios más pobres del país, nada se mueve sin que la comisaría del barrio lo sepa: droga, robos, prostíbulos, puestos en la calle; nada escapa a su atenta mirada. Así es que en las primeras oportunidades que tuvimos de charlar con Angélica, ella nos comento como a Kiki, tiempo antes de su desaparición, y siendo menor, la brigada del barrio lo amenazo frente a todo el mundo, en incluso le dieron una fuerte paliza, a plena luz del día, frente a todos sus vecinos.

Dentro del periodo de búsqueda, la misma policía alimentaba la esperanza de la familia comentando que a Kiki, "lo habían visto en algún barrio, o que habían escuchado que se había cruzado con tal o con cual". A Kiki lo matan el mismo día que desaparece.

Por su parte, el poder judicial, también cumple su rol. Pese a que tanto Jonathan como Ezequiel tenían antecedentes penales (por lo cual podían ser fácilmente reconocidos/identificados) son enterrados como NN en el cementerio de Chacarita, sin informarle nada a sus familias, que seguían buscándolos en vano. Ambos son ejecutados, pero la hábil pluma de los funcionarios de la "justicia" dice que los pibes "murieron en un enfrentamiento", al intentar robar el auto de un policía que se encontraba de civil. Por esto, sin mayores investigaciones, la causa se da por cerrada.

Hace ya casi un año, cae en manos de la familia, un video que muestra los últimos momentos de la vida Kiki. La secuencia, filmada desde un celular, muestra a Kiki sentado en el asiento del conductor de un auto, agonizando víctima de una brutal paliza propiciada por los hijos de re mil puta (no hay otro calificativo posible) de los policías, que mientras tanto ríen, humillan e insultan a Jonathan. Uno podría pensar: "con un video que demuestra lo que realmente ocurrió, difundido posteriormente por la prensa (http://agrupacionkikilezcano.blogspot.com/2011/07/las-conclusiones-del-informe-del-centro.html), donde se escuchan voces de fondo festejando la situación, la causa seguro llegó a buen puerto, y se enjuició a alguno de los responsables; o al policía que declaro lo del supuesto enfrentamiento, o a los peritos que avalaron la mentira, o al juez de la causa." Pero eso no ocurrió. A la fecha, no hay nadie procesado por el asesinato a sangre fría de Jonathan y Ezequiel. Sin embargo, mediante la lucha y la presión llevada a cabo por la familia, siempre apoyada y acompañada por nuestra Organización, las oxidadas ruedas del sistema judicial se pusieron lentamente en movimiento. El video y la repercusión mediática que alcanzó (en diarios y el programa Bajada de Línea, de Victor Hugo Morales), por lo burdo, lo brutal, lo sádico de su contenido, resultó un tiro por la culata para la impunidad que lamentablemente existe en la mayoría de los casos.

A todo esto, le podemos sumar los constantes hostigamientos para con la familia de Kiki, por luchar por justicia: A punto tal, de golpear a sus hermanas, y detener a Angélica tras inventarle una causa por robo, llevándosela en pijama de la calle, y demorándola toda la noche en una celda donde fue, además, golpeada y humillada.

Por todo esto, consideramos que la respuesta no consta sólo en visibilizar los casos como estos, pedir justicia para ellos y sus familias, sino en comenzar, de una forma muy modesta, a apuntar contra las verdaderas causas. Más allá de la PFA, o la Bonaerense, que son las fuerzas responsables de la mayor cantidad de los casos, las distintas policías provinciales tienen el mismo comportamiento. ¿A que apuntamos con esto? Justamente, a tener en cuenta que los distintos gobiernos se comportan de igual forma, en lo que en términos técnicos se denomina una "política de estado".