FRENTES

Por Carla Perello, para Marcha.


A cuatro años de la desaparición y asesinato de Jonatan "Kiki" Lezcano se realizó una conferencia de prensa en la Legislatura porteña para informar la situación de la causa. Cómo el Estado imparte "justicia" cuando se trata de víctimas pobres.

Angélica Urquiza llora. Se seca los ojos. Respira profundo, su voz se alza. El 8 de julio se cumplieron cuatro años del asesinato y desaparición de su hijo, Jonatan "Kiki" Lezcano y la causa sigue en periodo de instrucción. "A mi hijo lo iban matando cada instante, porque nadie daba información", denunció. La conferencia de prensa realizada en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires con la intención de visibilizar el caso ante los medios de comunicación fue escenario de denuncias en la voz de organizaciones de derechos humanos como el Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels) y, también, de familiares Luciano Arruga y Mariano Ferreyra, que expusieron sobre las diferencias a la hora de impartir "justicia" por parte del Estado cuando las víctimas son pobres. "Vamos a seguir luchando porque son miles de chicos los que desaparecen y a nadie le importa. Por todos los desaparecidos en democracia, reclamamos justicia. El dolor lo voy a acomodar", lanzó Urquiza en el cierre.
Por Carla Perello

Kiki tenía 17 años y desapareció junto con Ezequiel Blanco, también asesinado. Ambos, oriundos de la Villa 20, de Lugano. Kiki había dejado su adicción al paco y la sonrisa le copaba la cara, cuentan sus familiares. Un video –ahora aparentemente extraviado-- filmado con un celular lo mostraba a Kiki agonizando, sentado en una camioneta blanca. La conferencia de prensa es un llamado a la reflexión sobre lo que sucede en los barrios más relegados.

La apertura estuvo a cargo de uno de los abogados de la causa de "Kiki", integrante de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos-La Matanza, Juan Manuel Combi. "Convocamos para cuestionar a la justicia que no trata igual al pobre que al rico, como es en este caso", denunció. A continuación, fue la referente del Cels en materia de violencia institucional, Luciana Pol, quien dio cuenta de los procedimientos que se siguen si se quiere ocultar una causa.

"El trato que recibió la familia fue absolutamente discriminatorio", señaló Pol. "Todos los actores estuvieron mal", dijo a Marcha, porque "tardaron 15 días en dar el primer paso y 42 días en dar aviso al personal de búsqueda de la Policía Federal. Eso es inadmisible". Los chicos desaparecieron juntos el 8 de abril. Dos meses más tarde, fueron encontrados. Kiki había sido inhumado en la Chacarita como NN, y el cuerpo de Ezequiel aguardaba en la Morgue para ser trasladado al cementerio en las mismas condiciones, pese a que en el juzgado de instrucción 49 a cargo de Fernando Cubas se encontraban sus datos. Ambos habían sido baleados en la nuca.

Antes de comenzar a andar el camino hacia la Justicia, la familia debió sortear varios obstáculos para que, en 2011, desde la Cámara de Casación los escuchasen y se realizara una investigación sobre el video ahora extraviados. En la actualidad, la investigación está a cargo del Juzgado de instrucción 24 y se esperan resultados de pericias de balas y armas poco preservadas.

"No profundizaron sobre las pruebas, ese es uno de los patrones que se repite en este tipo de causas", indicó la representante del Cels, dado que la preservación de las armas no se realizó como debía haber sido y la ropa que llevaba Kiki aquel día desapareció hace tres meses. "Hay resortes que prové la Justicia en la actualidad, pero no llegan a la reparación", sostuvo. La insistencia de la familia y ese haz de luz permitieron reabrir la causa en 2011 para investigar al principal acusado, Daniel Veyga, de la comisaría 12ª de Lugano. El efectivo había sido sobreseído por Cubas cuando un mes antes de encontrar los cuerpos masacrados se presentó ante el juzgado para decir que él había asesinado a los jóvenes en legítima defensa cuando intentaron matarlo durante un supuesto robo.

"Esta realidad se llama gatillo fácil", alzó su voz Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, el joven desaparecido de Lomas del Mirador. Ella se encargó de hilar la cadena de responsabilidades y estigmatizaciones. Un círculo vicioso: "La policía borra pruebas en complicidad con la justicia y con funcionarios. Y los medios de comunicación criminalizan. Todos conocemos el prototipo de pibe chorro que está instalado". Ese relato construido desde las esferas de poder lleva a la políca que cuestionó Orieta sobre poner "seguridad" en los barrios pobres a manos de la "maldita Bonaerense" y la Gendarmería.
"Somos víctimas, en 30 años de democracia no nos han dado nada por nuestros pibes muertos", dijo mientras le temblaba la voz. En consonancia se expresó Pablo Pimentel de APDH-La Matanza, al hacer alusión a la "gestión nacional actual" y considerar que la reforma del Poder Judicial "no vale si no hay un cambio de valores en la sociedad". "La policía administra las necesidad de la pobreza", exclamó a su turno Pablo Ferreyra, hermano de Mariano, asesinado por una patota de la Unión Ferroviaria.

Nora Cortiñas, llegó con la conferencia empezada. Rápidamente se acomodó el pañuelo y se sentó. "La policía sabe que va a salir impune", manifestó. El ambiente pequeño en el que se aglutinaban militantes de derechos humanos, de barrios bonaerenses y de la Ciudad y legisladores porteños, entre otros, enmudeció cuando Angélica tomó el micrófono. Un sollozo constante se oyó mientras ella hablaba arrebatada.

"A mi hijo lo iban matando cada instante", soltó con una foto en la mano en la que se lo veía con la cara golpeada, según dijo, por efectivos de la comisaría 52ª del barrio, cinco meses antes de desaparecer a manos de esos policías. Fue así, al juzgado y lo derivaron a un neuropsiquiátrico. No hubo ninguna solución. Contó que Kiki era feliz. "Estoy reclamando que se haga justicia". Mostró las fotos que el diario Tiempo Argentino publicó cuando se descubrió el video en el que se lo ve agonizando.

Angélica no dejaba de contar la historia que le toca vivir "cada día". Se deshace en agradecimientos a quienes la acompañan y llora sin cesar. "No es que el caso de Ángeles (Rawson) sea menos importante, pero sabemos que en los barrios pobres no va ningún medio. Ahí es natural el 'por algo será', como dijo Vanesa: tenemos que sacarlo de nuestra boca, porque un chico de 17 años tenía derecho a la vida".

http://www.marcha.org.ar/1/index.php/nacionales/96-ddhh/3956-kiki-y-el-derecho-a-la-vida

Escrito por Carla Irupé Medio Marcha